Ayer, al salir del Razz, estaba con Jorge comiendo churros en la calle. ¿Dónde? Dónde va a ser? En la churrería de Marina.
Ésa donde todos hemos acabado mil y una fiestas.
Ésa, donde acabé con C. la noche que nos perdimos y aparecimos por primera vez en el Dixie.
Ésa, donde C. refunfuñaba si alguno se liaba un peta.
Ésa, donde J. me tumbó y acabamos los dos riendo en el suelo.
Ésa, donde discutía con A. sobre sus amigas y mis amigos.
Ésa, donde aparecí a las 5 de la mañana para recoger del suelo a "la pandilla basura", tras la llamada desesperada de mi primo.
Ésa, donde J. y C. se cayeron mal por primera vez.
Ésa, donde J. se quedó con mi jersey porque tenía frío y lo convirtió en icono de su triunfo.
Ésa, donde acabábamos siempre la peña del Nesca.
Ésa, donde a C. se le ocurrió regalarme unas Rayban.
Ésa, donde decidí que M. tenía que salir definitivamente de mi vida.
Ésa, donde L. y yo cantábamos bajo la lluvia, cogidos de la mano, mientras esperábamos a que la abobinación que tenía como novio pasara a recogernos en coche.
Ésa, donde me convertí en inseparable de N. y N. tras un comienzo algo confuso.
Ésa, donde el P. seguía gritando "De la pista del A Sako, nos nos moverán", rato después de que nos hubieran movido de allí.
Ésa, donde S. esbozaba su última sonrisa con miradita de la noche.
Ésa, donde M. se encendía el último porro de la noche, rememorando el momento "Ready to Go" de Republica, mientras B. vacilaba con su coche.
Ésa, donde N. me hacía reír con sus típicas paridas, las que, al parecer, sólo me hacían gracia a mí, mientras ajeno a todo suspiraba por M.
Ésa, donde a J. le llamaron CNR y T. aún reía por el truco de los chupitos de Tequila contra los de agua.
Ésa, donde B. le dijo a C. que Lekerdin era guapo en holandés.
Ésa, donde a D. se hizo pasar por mi primo Cordobés, un par de años antes de que yo tuviera que bailar el Papi Chulo de rodillas en medio de un restarante...
Y otras mil y una anécdotas más... y otras mil y una personas más...
Todo eso pasó hace más de 10 años. Pero la churrería sigue ahí, cumpliendo con la misma función que entonces.
El último churro lo comí a la salud de todos los que han estado en esa plaza conmigo.
Dejé a Jorge en su casa y en el coche empezó a sonar "Don't you" de Simple Minds.
Pensé que esa canción era como la "churrería de Marina": no la encontrarás en la lista de canciones favoritas de nadie, pero a todo el mundo le emociona. Ayer y hoy, de la forma más discreta, ambas subyacen en la memoria de una generación tras otra.
Escuchadla. Es del 85. Pero si cerráis los ojos, os transportará a los mejores momentos de vuestra vida. Ese poder la hace eterna.
Hoy, tengo la mejor novia que se puede tener y a la que amo con locura, un trabajo que me permite no preocuparme en llegar a fin de mes, estoy rodeado de gente que me adora y a la que adoro. Y los proyectos a corto y medio plazo me hacen sentirme con fuerzas para seguir divirtiéndome en la vida.
Éste es, sin duda, el mejor momento de mi vida. También ahora soy muy feliz.
Y estar seguro de que dentro de diez años pensaré en el ahora, como ahora pienso en hace diez años, sólo puede significar una cosa:
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